Durante una inspección inopinada el 14 de mayo, la presidenta de la comisión de salud del Consejo Regional, Marleny Arminta constató un marcado deterioro en la infraestructura del Centro de Salud Javier Llosa García (I-4), ubicado en el distrito de Hunter, a pesar de la intervención realizada en 2021. En aquella ocasión, se renovaron consultorios, techos e instalaciones; sin embargo, las mejoras actuales muestran señales claras de abandono. Se observaron paredes de drywall dañadas, pintura descascarada, techos parchados con materiales improvisados como calamina y ladrillos, además de una malla raschel rota. Una de las áreas más críticas es un ambiente completamente abandonado, convertido en almacén informal de cajas, prendas y otros objetos.
El centro, que opera las 24 horas, enfrenta también serias limitaciones en el personal operativo. La escasez de trabajadores en áreas esenciales como limpieza, vigilancia y transporte ha afectado el normal funcionamiento del establecimiento. Durante la visita, el baño de mujeres permanecía cerrado, mientras que en el baño de varones se constató la ausencia de grifería y tapas de sanitarios, presuntamente robadas ante la falta de vigilancia continua.
Otro aspecto preocupante es la situación del servicio de ambulancias. Actualmente, el centro depende de choferes contratados de forma externa, lo que incrementa los costos y compromete el ya limitado presupuesto operativo. Según lo informado, estos recursos podrían agotarse en un plazo de dos a tres meses, afectando directamente la atención de emergencias. Además, el personal que cumple turnos largos no cuenta con alimentación proporcionada por el establecimiento, como lo exige la normativa, por lo que deben cocinar sus propios alimentos durante las guardias. El jefe de la Microred Hunter, Ramón Rivera, y la jefa de personal, Ofelia Romero, participaron en la fiscalización, acompañaron el recorrido y confirmaron con transparencia las deficiencias observadas.