En plena pandemia, Lesly Paraguay de la Cruz cogió su pequeña maleta para emprender su retorno de Lima a su natal Pichiu, una pequeña comunidad con menos de cuatrocientos habitantes, ubicada en el distrito de Andaymarca, provincia de Tayacaja, en Huancavelica. Desde ese escenario, ambientado con el sonido de aves, ganados, ríos y el campo, la joven talento de 26 años de edad decidió incursionar en TikTok para enseñar y difundir el quechua que heredó de sus padres y abuelos. Su objetivo es que los niños y jóvenes no sientan vergüenza de hablar su lengua materna.
“TikTok es una red social con más de 2 millones de usuarios, con edades entre 18 y 24 años. La mayoría está estudiando una carrera o ya la culminó. Busco que ellos aprendan este idioma y conozcan más de nuestra cultura andina”, comenta la egresada de la carrera de Diseño Gráfico y Publicidad Digital en el Instituto Cibertec, donde estudió becada por Beca 18, modalidad Vraem, del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) del Ministerio de Educación. A través de su iniciativa, ella invita a que todos se sumen y hagan que “el quechua florezca en el Perú”.
En su cuenta www.tiktok.com/@elmundodelquechua, publica videos enseñando palabras básicas en su lengua, como lliqlla (manta), k’uychi (arcoíris), rumi (piedra), para (lluvia), manka (olla), yaku (agua), chita (oveja) y wayta (flor). Además, destacan los nombres de las partes del cuerpo, los animales, los colores, los saludos, los pronombres interrogativos, las estaciones del año y los días de la semana.
En el espacio virtual, aprovecha para compartir sus costumbres, como “la rajaleña”, un concurso en el que las mujeres andinas rajan un tronco con un hacha para demostrar su fuerza y poder, o la primera limpieza de una chacra, que consiste en una ceremonia realizada en el campo, con bailes, cantos y una dura jornada laboral. “Estamos preparando un video de personajes ilustres que defienden el quechua. Uno de ellos es José María Arguedas”, asegura la hija de doña Nely, dedicada a la fruticultura, y don Máximo, quien hizo servicio militar en la capital, pero regresó a su tierra para formar una familia, integrada por ocho hijos, y abrir su panadería artesanal.
Como parte de su proyecto ONG Illari, la becaria ofrecerá talleres de orientación vocacional y habilidades blandas para niños de primaria en el colegio Daniel Alomia Robles, ubicado en su misma comunidad de Pichiu. “Lo haremos con un grupo reducido, conformado por ocho estudiantes y será en quechua. Tomaremos un test para saber cuánto conocen sobre carreras e incluso serán evaluados, ya que la actividad formará parte de una asignatura. Será una oportunidad también para animarlos a postular al concurso Beca 18 que me permitió cumplir mi sueño de ser profesional”, indica.
Orgullo ancestral
En la actualidad, la joven talento labora de manera remota como diseñadora en una empresa trasnacional. Es consciente de la necesidad de seguir capacitándose. Por eso, en el 2020 inició su segunda carrera de Marketing en una universidad de la capital. “Desde muy pequeña vendía panes en el negocio de mi papá y me gustaba esa interacción y contacto con el cliente. Aprendí a entender los horarios, la importancia de ser amable. Siento que el marketing complementa todo lo que aprendí estudiando Diseño”, afirma.
“Pido a los jóvenes que no tengan vergüenza de hablar el quechua. Debemos sentirnos orgullos de nuestro idioma ancestral”, dice e inmediatamente recuerda sus primeros años en Lima intentando dominar el castellano, convertida en la mofa de algunos de sus compañeros de clase. “Tenía 17 años, aprendí a hablar el español, leyendo libros”, confiesa. ¿Qué beneficios nos da ser bilingüe? Incrementa la habilidad memorística y cognitiva, el pensamiento divergente y las capacidades de adaptación. Por eso, Lesly seguirá trabajando para que los pequeños reciban una educación más inclusiva en su idioma natal.