Inseguridad golpea a miles de bodegas y frena el desarrollo económico en el país

Asaltos, extorsiones y violencia obligan al cierre de negocios liderados por mujeres, mientras el Perú pierde miles de millones en producción.

La inseguridad ciudadana se ha convertido en una amenaza directa para los pequeños negocios en el Perú, especialmente para las bodegas, muchas de ellas lideradas por mujeres. La Asociación de Mujeres Bodegueras del Perú (Agremub) alertó que esta situación no solo afecta a las emprendedoras, sino que también impacta negativamente en el crecimiento económico nacional. Según un reciente informe del Consejo Privado de Competitividad (CPC), el país perdió entre S/ 6.060 millones y S/ 6.618 millones entre 2021 y 2024 debido al incremento de delitos como robos, extorsiones y homicidios.

Entre enero y agosto de este año, más de 2.600 bodegas cerraron sus puertas a nivel nacional, y en lo que va del 2024, la cifra ya alcanzó los 3.000 cierres. Las principales causas son los asaltos y el cobro de extorsiones, hechos que han sembrado miedo en los barrios. Carla Campos, presidenta de Agremub, explicó que muchas asociadas ya no pueden seguir operando por las constantes amenazas y el alto costo que representa garantizar su seguridad. “El miedo se ha vuelto parte del día a día”, lamentó la dirigente.

El informe del CPC también señala que esta situación representa una pérdida del 0,2 % del valor agregado bruto (VAB) anual del país. Lima, Callao, La Libertad, Piura y Áncash concentran más del 70 % de las pérdidas económicas, lo que refleja la gravedad del problema. En estas regiones, la delincuencia no solo afecta la producción y el empleo, sino que también frena la inversión local, empujando al cierre de miles de pequeños negocios.

Bodegueras

Campos recordó que el 70 % de las bodegas en el Perú son manejadas por mujeres, muchas de ellas madres de familia que dependen de sus ingresos diarios. “Las bodegueras estamos en la primera línea del barrio. No solo vendemos productos, sostenemos a nuestras familias. Pero trabajar con miedo no puede ser la normalidad”, afirmó. La situación no solo pone en riesgo el sustento de estas mujeres, sino que también debilita el tejido económico y social de las comunidades.

El gremio advirtió que los delitos no solo golpean directamente los ingresos de las emprendedoras, sino que también afectan el consumo en los barrios y elevan los precios. Entre 2019 y 2025, las denuncias por extorsión crecieron un 75 %, mientras que los homicidios se duplicaron. A esto se suma que casi la mitad de las víctimas no denuncia por temor a represalias o desconfianza en las autoridades.