«Haciendo uso de las facultades constitucionales que tengo como jefe de Estado (…), voy a prorrogar el estado de alarma», dijo Maduro en una transmisión de la televisión estatal al firmar el decreto que oficializa la medida.
La decisión coincide con una escalada de casos positivos de COVID-19 en Venezuela. Las cifras oficiales, cuestionadas por organizaciones como Human Rights Watch por considerar que esconden una situación mucho peor, reportan desde mediados de marzo 25.805 contagios y 223 muertes por el virus en este país de 30 millones de habitantes.
Se trata de la quinta prórroga del «estado de alarma», modalidad de estado de excepción que otorga a Maduro poderes especiales con los cuales declaró una cuarentena nacional que está a punto de cumplir cinco meses. Venezuela, sin embargo, iniciará el lunes siete días de «flexibilización» del confinamiento.
El gobierno socialista aplica un esquema que llama «7+7», que alterna siete días de confinamiento estricto, en los cuales todos los comercios deben cerrar salvo los pertenecientes a sectores «esenciales» como alimentos o salud, con siete de flexibilidad que permiten reactivar el resto de las actividades económicas. «Vienen» los «siete días de flexibilización a pesar de que algunas regiones del país están en una situación de crecimiento rápido», subrayó Maduro.
Caracas y los vecinos estados Miranda y La Guaira, donde está la mayor concentración de casos de nuevo coronavirus en Venezuela, mantendrán restricciones parciales en el comercio; así como Zulia y Táchira, regiones limítrofes con Colombia; y Bolívar, fronteriza con Brasil.
Con la flexibilización podrán abrir, entre otros establecimientos, agencias bancarias y negocios vinculados con la industria textil y de calzado, construcción o ferretería.