El jefe del Gobierno español y nuevo presidente de la Internacional Socialista (IS), Pedro Sánchez, aspira tras su proclamación como líder de esa organización, a “fortalecer la voz” de la socialdemocracia frente a los desafíos del mundo y a continuar “replicando con acierto las ofensivas del liberalismo y nacionalismo reaccionario”.
Sánchez, de 50 años, que asumió oficialmente este domingo la presidencia de la IS en la clausura de su XXVI Congreso, celebrado en Madrid, se ha convertido en el primer español que llega a este cargo en esa organización, que agrupa a 132 partidos socialdemócratas, socialistas y laboristas de todo el mundo. El político español aspira también a “volver a unir a todos los movimientos y partidos progresistas” en la IS, de la que no forman parte formaciones tan destacadas como el Partido Socialdemócrata Alemán.
Durante su discurso en la clausura del congreso, destacó la labor de la IS a lo largo de su historia para “replicar con acierto las ofensivas del liberalismo y nacionalismo reaccionario” y se comprometió a “fortalecer el vínculo” con la ONU como un “foro ideológico en defensa del multilateralismo”. “No vais a tener en mí un presidente eurocéntrico”, dijo.
“Nuestro internacionalismo es el mejor antídoto contra la política miope de las trincheras y las fronteras”, dijo.
Entre sus grandes objetivos al frente de la Internacional Socialista, mencionó la lucha contra la “emergencia climática” y el “machismo”, así como la implantación de “una economía justa que reemplace el modelo neoliberal imperante en las últimas décadas”. “No hay razón para que se cronifique la pobreza”, aseveró.
Libertad y democracia
Sánchez agradeció la “solidaridad de la socialdemocracia europea y del mundo entero en la defensa de la libertad y la democracia” en España durante la dictadura franquista, y citó a históricos líderes socialdemócratas europeos como el sueco Olof Palme o el alemán Willy Brandt, que apoyaron a la democracia española en los últimos años del franquismo. También recordó al chileno Salvador Allende y a la revolución de los claveles de Portugal de 1974. “Somos el país que somos gracias al internacionalismo progresista” y ahora toca “ayudar a otros en la senda de la libertad y la defensa de los DD. HH.”, concluyó.